Cabaret Tropicana
El Cabaret Tropicana, es mundialmente conocido como "Un paraíso bajo las estrellas". Fue construido en 1939 en los antiguos terrenos de Villa Mina, en el barrio habanero de Marianao, fue desde entonces identificado por su gran arco de cristal.
La señora Mina Pérez Chumont, viuda de Regino Trufin, negoció el arrendamiento de los terrenos de su hacienda, situada en los límites del ferrocarril Zanja-Marianao, y que llegaba prácticamente hasta las Alturas de Belén. En tan fabuloso espacio un empresario ideó instalar hacia 1939 una especie de restaurante con animación tipo night club para al menos 300 personas, pero seguidamente lo dotó de salones de juegos, convertidos con el tiempo en uno de los casinos más concurridos del continente.
En otras cosas fue también acertado el fundador. Mantuvo tanto como fuese posible la arboleda de la finca, razón a la que se debe el ambiente tropicalísimo del cabaret. El mismo está enclavado en una especie de bosque con árboles de gran porte como Palmas Real, mamoncillos, mangos, cedros y otros. Además, le dio a sus espectáculos todo el realce con los mejores artistas de la época. Figuras clamadas por las multitudes como Nat King Cole, Josephine Baker, Libertad Lamarque, Cheo Feliciano, Rita Montaner, Elena Burke, y Bola de Nieve, entre otros, han formado parte del gran elenco de las noches estrelladas de Tropicana, que no ha dejado por un solo instante de ofrecer arte nacional y universal.
Para llegar a Tropicana hay que partir de la esquina de 43 y 72 en el municipio de Playa, a través de un paseo que conduce al cabaret más grande de Cuba. Su salón principal tiene capacidad para un millar de personas distribuidas alrededor del escenario o pista móvil, rodeados de palmeras y rampas aéreas que utilizan los artistas en el show. Los espectáculos suelen comprometer la participación de un centenar de artistas entre danzarines y músicos.
Para quienes prefieren ambientes más reposados Tropicana dispone de otros espacios, el restaurante Los Jardines y el bohemio Café Rodney, entre otros; aunque nada comparables al Gran Salón Bajo las Estrellas, uno de los sitios más legendarios de La Habana.
Símbolo identitario de este simbólico paraje habanero, lo es la escultura de una bailarina realizada en 1950 por la artista cubana Rita Longa, y, aunque en menor medida, lo es también La Fuente de las Musas, del artista italiano Aldo Gamba, instalada en 1952 en la entrada del cabaret.
En 1992 la Academia Norteamericana de la Industria de Restaurantes dio a Tropicana el premio Best of the Five Stars Diamond al mejor cabaret de Las Américas, no sólo se reconocía la clase de este símbolo habanero, sino que se le rendía tributo a su rica historia de más de medio siglo, en aquel entonces.
En el Salón bajo las Estrellas, el elenco del Tropicana ha sido desde siempre el de las estrellas que bajan en la noche para regalar arte nacido desde dentro, ése que a través del tiempo, deja huellas indelebles en los corazones genuinos.